Descripción regional y comunal

Es además, una región con una importante riqueza natural, en donde más del 50% de su superficie corresponden a áreas silvestres protegidas, a su vez concentra el 31% de los bosques nativos de Chile. Sumado a esto cuenta con una gran cantidad de recursos hídricos y una gran reserva de agua dulce, tiene variados ecosistemas y una considerable biodiversidad acuática y terrestre, alrededor de un 12% de su superficie corresponde a glaciares, glaciaretes, lagos y lagunas. De acuerdo con la Estrategia Regional de Biodiversidad de la Región de Aysén 2015-2030 (Seremi MMA-Aysén, 2018) la región cuenta con 15 ecosistemas terrestres.

Tal como se cita en el anteproyecto Plan de Acción Regional de Cambio Climático (PARCC) de la Región de Aysén (2024), dentro de las principales características geográficas y ecológicas de la región se destaca que de manera geomorfológica, la región cuenta con 5 elementos principales (Oficina Regional de Planificación Aysén, 2005) que se distribuyen mayormente en sentido Oeste-Este identificándose grandes contrastes climáticos desde condiciones de mucha humedad a las áreas semiáridas contiguas a Argentina:

• Área Archipiélaga, que es la prolongación de la cordillera de la costa que se sumerge formando un complejo de canales y fiordos.
• Depresión Central, que corresponde a la prolongación de la depresión intermedia caracterizada por el Canal Moraleda e Istmo de Ofqui.
• Cordillera Andina con topografía abrupta, macizos y volcanes y grandes extensiones de superficie cubierta por hielo, que fluyen como glaciares hacia las áreas más bajas.
• Cordones Subandinos Orientales que es la continuidad del macizo andino hacia el este que se conecta con las pampas patagónicas.
• Relieves Planiformes Orientales que corresponden a planos bordeados por lomajes suaves y existen cuatro áreas principales: Alto Río Cisnes, Ñirehuao, Coyhaique Alto y Balmaceda.

Resaltando la hidrografía regional, se identifican dos grandes grupos de sistemas hidrográficos, el litoral y continental. Los sistemas del litoral se caracterizan por numerosos cursos de agua con recorridos cortos, que desembocan en el mar (Oficina Regional de Planificación Aysén, 2005), mientras que los cursos más extensos y de mayor superficie se encuentran en el sistema continental, desembocando en fiordos, que tienen una alimentación pluvial, nival y glaciar. La región cuenta con 6 cuencas hidrográficas principales: Palena, Cisnes, Aysén, Baker, Bravo y Pascua.

La región de Aysén destaca por su criósfera y sus fuentes superficiales de agua. Incluye los Campos de Hielo Norte y Sur, compartiendo este último con la Región de Magallanes. Estos campos son los más grandes del mundo fuera de las regiones polares. Tienen una extensión aproximada de 4.000 km² y 13.000 km², cubriendo el 14,5% de la superficie regional (DGA, 2022).

Respecto a ecosistemas de agua dulce la región concentra la mayor superficie de humedales (incluyendo cuerpos lacustres del país) en el que sólo un 1,96% de la superficie de humedales de la región cuenta con algún nivel formal de protección. Estos sistemas son fundamentales en términos de hábitat para múltiples especies nativas, incluyendo aquellas que han sido identificadas como objeto de conservación por la Estrategia Regional de Biodiversidad, como el huemul; varios anfibios; el ñandú; diversas aves costeras; el puye; entre otros (SEREMI MMA-Aysén, 2018).

Respecto a los ecosistemas marinos, la región se encuentra dentro de la ecorregión Chiloense y de Fiordos y canales del sur de Chile, la cual presenta una gran diversidad de organismos y procesos biológicos (Hucke-Gaete et al., 2006). La condición de ecosistemas marinos y su biodiversidad está estrechamente relacionada con la condición de los cauces y caudales de ríos que drenan al mar. La biodiversidad marina y diversidad de ecosistemas, con extensas superficies de bosques y humedales, muchos de ellos sin haber sido transformados por la acción humana, permiten reconocer un rol clave de la región y macrorregión patagónica en los objetivos de conservación y fortalecimiento de planificación para enfrentar, no solamente la crisis climática, sino la crisis planetaria que componen además la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental por contaminación.